lunes, 25 de febrero de 2013

Los ensayos sociales de José Saramago


José Saramago no es uno de los escritores que más curiosidad me haya engendrado, sin embargo, por alguna razón en la mesita cerca de mi cama, en la punta de la pila de libros estaba “Ensayo sobre la lucidez”, como esa clase de textos que en un momento compras y que sabes que tarde o temprano lo vas a leer.

Durante el 2012 se vivieron en el país dos sufragios, el primero fue el 07 de octubre que arrojó un histórico descenso en el ausentismo electoral, cifra que se fue de revés para las elecciones regionales del 16 de diciembre. Yo honestamente quería entender esos dos fenómenos, pero las explicaciones que le buscaba no encajaban en mi lógica personal. ¿Por qué la gente toma tan en serio esto de ir a votar, y otras por el contrario se hacen de la vista gorda dejando ese espacio hueco en los cómputos finales?

Sin duda cuando hablamos de votaciones, sufragio, elecciones, se asocia inmediatamente con un componente importante de cualquier estructura política que quiera ser denominada democracia; sin embargo, la democracia, como toda creación del ser humano, es un hecho imperfecto. “Ensayo sobre la lucidez” latía al final de mis libros con su ilustración del voto en blanco, y me dije, “voy pa’ allá”.

El problema es que el postulado de José Saramago comienza con “Ensayo sobre la ceguera” y luego continúa con “Ensayo sobre la lucidez” (Por favor no cometan mi error), pero no fue un impedimento para entender el sentido de las historias, ni ningún elemento que me quitara el factor sorpresa al saber cosas de la narración anterior.

Las narraciones de Saramago están plagadas de comas que parecen llover sobre el libro y que saturan las pausas al momento de leer las ideas de la historia. Este escritor portugués nos entregó con estas dos novelas una continuación de la literatura surrealista kafkiana con visiones sociales fatalistas donde el hombre por sí solo no tiene defensa ante el estamento social sino en unión con otros para defender los intereses del colectivo por encima de los individuales.

Las imágenes grotescas y la sátira fueron usadas por Saramago para mostrar de lo que es capaz del ser humano, quitándole así cualquier rasgo bondadoso, sino el más primitivo y puro lado animal que opera en el interior de cada uno.

Mientras en la primera novela los ciudadanos sorpresivamente se quedan ciegos y deben buscar la manera de organizarse para sobrevivir y anteponerse a las torpezas del gobierno, en la segunda es la acción de un colectivo el que desordena los planes del gobierno poniendo en jaque la necesidad de la democracia como forma política de orden, y la ambición de la gestión presidencial por aparentar control.

Saramago lanza una mirada maquiavélica sobre el estamento social, denuncia la actitud sumisa del hombre en torno al orden establecido, este escritor se vuelve un discípulo férreo de Freud al mostrar la cara más egoísta que pueden tener los seres humanos y del mismo modo los enaltece a partir de la más pura ingenuidad.

Al finalizar la lectura de las dos novelas da la impresión que para el escritor portugués el hombre sólo es capaz de salvarse a partir del amor y la solidaridad, así, como especie de visión romántica vestida de fatalidad, pero es justamente estos dos sentimientos los que permiten sobrevivir a los personajes en ambientes sumamente hostiles.

Posteriormente vi la adaptación para el cine de la novela “Ensayo sobre la ceguera”, denominada “Ceguera”, y sencillamente me quedo con la narración, la película está cargada de imágenes abstractas más allá de la visión apocalíptica-social del autor. Así que de antemano no hagan trampa queriendo reducir con dos horas la comprensión del universo Saramago.

Por qué The Revenant no fue para el público venezolano

The Revenant comienza con hermosos paneos del paisaje frío e inhóspito donde se desarrolla la historia del film. Ahí está la chica en su ...