lunes, 4 de noviembre de 2013

“Mi último suspiro” o la lección de Luis Buñuel


Desde hace tiempo que vengo indagando sobre el surrealismo, especialmente en la persona de Salvador Dalí, quien visual e históricamente es quien representa esta forma de arte. Pero dentro del surrealismo había muchos hombres que desde sus especialidades artísticas contribuyeron, como es el caso de Luis Buñuel desde el cine.

Encontrarme con el libro autobiográfico de Luis Buñuel, “Mi último suspiro”, fue más que emocionante. Hay aspectos de la vida de este hombre, del surrealismo, y de la España conflictuada en la guerra civil que uno ni se imaginaría.

Da la impresión que hablar del surrealismo es como una especie de subgrupo social de un interés artístico particular, y así fue, con la venia o no de la mayoría de sus integrantes.

Quién diría que en la segunda década del siglo XX se conocerían en una residencia de estudiantes tres jóvenes españoles que simplemente soñaban con el arte, hacían arte, y sudaban arte. Se trataba de Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel. Quién se imaginaría que ese grupo sería trascendente para la historia de España y el mundo, que esa tierra que entraba en guerra civil estaba pariendo tres grandes cabezas. Y las parió.

Posteriormente fueron Dalí y Buñuel los que compartieron con el grupo surrealista en Francia, con André Breton a la cabeza. Vale recordar que Federico García Lorca fue fusilado muy joven antes de poder ver los grandes logros de sus amigos. Sin embargo, por cosas del egocentrismo que se da en el mundillo artístico serían muchísimos los impases este entre grupo y el insigne Dalí, inclusive Buñuel tuvo sus discusiones con él, pero eso no le quitaba el título de ser su amigo, tal vez por eso el cineasta lo toleró mucho.

“Mi último suspiro” es la revisión de los ideales de unos hombres de una época, de la pasión por defender en lo que se creía, esa búsqueda que tenía el ser humano de responderse muchas inquietudes alejados de los dogmas cristianos. A la luz de hoy puede verse como un idealismo de niños que jugaban a ser grandes, una especie de adolescentes revoltosos que buscaban llamar la atención, pero no, la intención del surrealismo era generar un sentido crítico de la humanidad, y no se equivocaron, o eso creo todavía.

Buñuel no sólo tuvo que batallar contra la crítica, es lo de menos, siempre habrá la crítica, y aquellos que no entienden el arte de vanguardia, sino que lo más difícil fue hacer cine fuera de su patria con escasos recursos. El gran Buñuel, el director de “Un perro andaluz” y “La edad de oro”, era un incomprendido por la crítica estadounidense. Si eso fuera poco, ese ímpetu artístico lo mezcló con el amor por su patria al participar como colaborador del embajador de la república española en Francia para conseguir armas o implementos que fueran necesarios para los rebeldes españoles.

Con apenas 29 años Buñuel había hecho su primer corto “Un perro andaluz”, ¿y qué he hecho yo a mis 32?, mejor ni lo pienso. Claro, es que él descendía de una familia pudiente, pero tampoco es que la cosa fue de maravilla para él. Vaya que la vida no es fácil, así vengas de una familia con buena base económica. Hacer cine en una época donde todavía este arte era mirado con recelo hay que verle la cara.

Buñuel publicó este libro en 1982, un año antes de morir. Y puedo asegurar que pese a sus inquietudes y miedos como cualquier ser mortal, se murió en paz y realizado. No cualquiera puede recordar en su lecho de muerte que tuvo una cena espectacular en Estados Unidos al lado de grandes cineastas como John Ford o Alfred Hitchcock, que tuvo como mentor por unos meses a Charlie Chaplin, y que pudo compartir una conversación con el cineasta que más admiraba que se trataba de Fritz Lang.

Espero poder decir en mi lecho de muerte que cené con Pedro Almodovar, Emir Kusturica y David Lynch.

Al final lo que más adoré de este personaje de la vida real es que era realmente humano, terrible, juguetón, creativo y entregado apasionadamente a sus ideales, sin descartar una revisión constante de sus pensamientos y proceder.

martes, 18 de junio de 2013

10 beneficios de leer


  1. Aumenta tu vocabulario
  2. Entrenas al cerebro
  3. Patrones de sueño saludables
  4. Disminuye el riesgo de padecer Alzheimer
  5. Aumenta la concentración
  6. Siempre tendrás tema de conversación
  7. Mejora la memoria
  8. Entretenimiento barato
  9. Reduce el estrés
  10. Desarrollo emocional
Así que no pasen horas…

Texto corto y preciso que me pareció necesario hacerle difusión, tomado del tumblr mimardesentimientos

viernes, 31 de mayo de 2013

La vida que brota en Pina


La palabra “Vida” viene a la mente cuando se ve el documental “Pina” de Wim Wenders. Esa fuerza que emerge de la naturaleza, la energía, la vitalidad, la alegría, todo ello se conjuga en cada uno de los montajes que en su trayectoria entregó la bailarina alemana Pina Bausch.

Estos dos hijos de la herencia teutónica, Bausch y Wenders, han entregado a la vida del baile y del cine una joya que marcará por siglos los hitos en la cinematografía y en los registros de la realización de un documental. Tuve la oportunidad de ver esta pieza en la serie de cine foro que inició en los espacios del Trasnocho Cultural para dar bienvenida a la llegada del Festival Vida la Danza 2013.

¿Cómo paré en esto?, no voy a echar la versión larga del cuento. En resumido, el pasado miércoles 29 me encontré frente a una gran pantalla, rodeada de mis compañeros del diplomado de escritura de guiones, primero con expectativas y luego anclada a un mar de vida en cada encuadre y en cada color que viajaba de un lado a otro, entre las faldas de las bailarinas, la fuerza de los elementos de la naturaleza que usaba Pina en sus producciones, y el malévolo ojo de Wim Wenders que seduce como un Don Juan a cualquier espectador de cine, sea novato o prejuiciado.

El contraste en los colores usado por los bailarines en su vestimenta hacia un conjunto poético con la fuerza de sus movimientos, mientras el público pudo observar partes claves de las piezas más destacadas de Pina como fueron los montajes “Consagración de la primavera” y “Café Müller”.

“Me tengo que ir, pero no quiero”, me dijo una compañera apurada a ir a buscar a su hija en mitad de la proyección, fue un complot de la realidad que rompe de súbito el paseo hermoso por el arte bien hecho.

Yo no sé qué sintieron el resto de los espectadores en la sala, pero cuando escucho “Luna de Margarita” en la voz de Simón Díaz me sentí feliz y a la vez desorientada, ¿la voz de un venezolano en la proyección de una bailarina alemana?, y veo a ese hombre danzando con ese dolor interno acompañado de la mejor música venezolana, pues yo sentí que en cualquier momento arrancaba a llorar, así fuese una lagrimita nada más. Pero qué hermosa es la canción venezolana, qué grato el hecho de que un artista extranjero la valore, que magistral, te quita el aliento. Es como esa palmada que sientes de tus padres cuando haces algo bien y te lo reconocen, y entonces te sientes grandote. Eso nunca lo olvidaré.

Al terminar la proyección de la película, y yo todavía con la seducción en mi mirada, creo que lo más parecido es subir a un carrusel sin miedo y disfrutarlo, entonces le tocó el turno a Eloísa Maturén de dar inicio al foro como coordinadora del festival, acompañada de Bettsimar Díaz y de Robert Gómez. La hija del queridísimo compositor venezolano narró su experiencia con Pina Bausch, quien destacó que aun sabiendo el trabajo, la trayectoria de Pina, jamás se iba a imaginar que un día llegaría un recibo a su casa por concepto de pago de derechos por el uso de dos canciones de su padres por parte de la bailarina alemana, y así fue. Luego tuvo la dicha de llegar a la ciudad alemana donde funciona la compañía de Pina que fue donde presentó la producción.

Por otro lado Robert Gómez, quien fue el culpable de llevarnos a la locura esa noche en el Trasnocho Cultural como profesor del diplomado, le tocó el rol de explicar el valor cinematográfico de este documental. Destacó que Wim Wenders se vio en la necesidad de reprogramar el sentido de la pieza pues lamentablemente la bailarina murió semanas antes de comenzar el rodaje, por lo cual dio paso a que fueran los miembros de la academia de baile quienes hablaran de ella a partir de sus experiencias.

Gómez habló del universo de Wenders y de cómo lo conserva en el documental, como es el caso de los espacios abiertos de las ciudades tal como le place al cineasta, y hace mezcla del asfalto con el trabajo de los bailarines.

Antes de echarse a la aventura de ver el documental, lo más seguro es que lo tenga en DVD o descargado por internet, por favor asegúrese de verlo en un televisor pantalla plana y con calidad de imagen para que deguste como debe ser este hermoso trabajo de Wim Wenders y el legado de Pina Bausch. 

lunes, 6 de mayo de 2013

¿Qué le pasó a Tom Hooper?


Mientras voy leyendo la novela Los Miserables, luego de pasar varios capítulos del libro, me atreví a ver la película sin haber culminado la lectura. No quería pasar por alto la experiencia de disfrutar de la producción y la fotografía de este film en la pantalla grande.

Sin embargo, y lo confieso, sí lloré. Es que era algo inevitable, la música tan dramática, y conociendo el recorrido que traía cada personaje, es difícil no crear una especie de simpatía por cada uno de ellos, es como si los hubieras conocido en la esquina de tu casa, y cuando sucumben en el final de sus historias pues estás ahí típico panita en su entierro compartiendo un cafecito con sus familiares y dando el sentido pésame.

Confieso que no he visto ninguna otra adaptación de esta novela clásica, y no voy a discutir sobre los detalles omitidos, ni los alterados, cosa predecible en toda adaptación, no se puede decir que el espíritu de la obra de Víctor Hugo no está presente en esta producción.

Pero vamos a mirar con honestidad aquello que tantas personas han criticado, y creo que con bastante razón, y es el hecho de musicalizar de manera exacerbada una historia que reclamaba más diálogos y menos cantos, muchos de ellos repetidos con una misma melodía.

Llegó en un punto en que la reiteración de los actores hinchando el diafragma me quitaba el encanto y la fuerza de la historia, sólo por el vil motivo de hacer más dramático lo que ya era dramático per se, y yo ya dejaba de mirar a los personajes sino a los actores, es decir, un ligero divorcio con la historia. Creo, sin duda, que esa fue la razón por la cual el director Tom Hooper, no logró más éxito con esta pieza que pintaba como la histórica producción del año pasado.



No obstante, rescatemos los puntos a favor de la película, comenzando por los actores reconocidos y aquellos que sorprendieron, comenzando por la querida Anne Hathaway que por supuesto brilló, el magistral trabajo de Hugh Jackman dándole vida a un personaje bastante complejo, y por supuesto Amanda Seyfried, aunque el caso de ella no era sorpresa, ya se sabía que canta como lo demostró en el otro musical “Mamma mía”, la nota discordante fue Russell Crowe, a quien se le vio haciendo un gran esfuerzo para dar la impresión de que cantaba con fuerza. La sorpresa la puso la actriz inglesa Samantha Barks, desconocida para la mayoría del público venezolano, pero que al parecer los musicales han sido su fuerte y así lo demostró haciendo gala de su voz en una de las mejores escenas de la película.

Otro de los aciertos de Tom Hooper fue convertir a la dupla de Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen, en el toque humorístico de la película al representar al alocado matrimonio Thenardier. Ya con la simple aparición en pantalla del actor inglés rompía con todo el drama y le daba suavidad a la historia para que el público pudiera digerirla con mayor placer.

Y por favor, no dejemos de mencionar la producción, el cuidado de los detalles, la fotografía tan impecable que te lleva al infierno de cada uno de estos personajes creados por la genialidad de Víctor Hugo. Causa curiosidad que no fuera nominada en la categoría de fotografía para los premios Oscar, inclusive superada en la categoría de dirección artística por “Lincoln”, aspectos incomprensibles. Ahí quedé, entre suspirando y molesta, más diálogos, menos canciones, y por favor actores que de verdad canten.

jueves, 11 de abril de 2013

"Con las bolas es que se manda en Venezuela"

Ayer, el día de mi cumpleaños, los compañeros de Bibliomula publicaron este escrito de Argenis Rodríguez, y con sola las dos primeras líneas me sentí identificada con lo que estos días yo estaba pensando de la política del país. Por favor, no se haga eco de las malas palabras aquí citadas, pero sí del planteamiento que considero totalmente válido revisarlo 35 años después de su publicación.


"Con las bolas es que se manda en Venezuela"

Argenis Rodríguez

Del libro "Escrito con odio" (1978), Pág. 97 en adelante:

"El venezolano no tiene inteligencia, imaginación, cultura, nada de eso; el venezolano lo que tiene son bolas, unas bolas bien puestas. Con las bolas es que se manda en Venezuela. En Venezuela nadie manda con la cabeza sino con las bolas. El venezolano yo no se si ha evolucionado. Creo que no. En mis tiempos de militante clandestino en contra de la dictadura fascista de Pérez Jiménez los camaradas me decían me decían:

-Hay que echarle bolas a la vaina.

Y lo mismo me decían en las guerrillas de El Charal en 1961:

-Hay que echarle bolas a la vaina.

Y en tiempos de Pío Gil era lo mismo, Cipriano Castro era un fanfarrón que gritaba y gritaba por todas partes y la gente decía:

-Las tiene así

Porque las bolas son el símbolo del hombre venezolano. Un freudiano diría que ese es un síntoma homosexualoide. Y a lo mejor tiene razón. Ya se conoce la definición que se ha hecho del Don Juan, que es un hombre que no confía en sí mismo y que a cada momento tiene que probarse que es hombre. Esa es una cuestión que heredamos de España y se nos ha quedado bien arraigada. Pío Gil no podía vivir entre boludos y se fue, se autoexilió por amor a su inteligencia y por dolor a perderla en un país de boludos, un país que era el suyo y que lo rechazaba por creer más en los testículos que en la cabeza. Pero así es la cosa y aún es así. Rufino Blanco Fombona, su contemporáneo, tuvo que amarrarse bien los pantalones porque sino lo matan. Rufino tuvo que matar y tambien se exilió. Rufino era un gran escritor y también creía más en la cabeza que en los testículos. Es asunto de creencia. En Venezuela el gritón, el discurseador y el que se baja los pantalones para mostrar lo enorme que tiene las bolas es el que tiene porvenir. Los demás, que somos una ínfima minoría, estamos jodidos . Nosotros no exhibimos las bolas en público. Eso es sagrado. Esos son unos órganos que rascamos cuando nos pegan las ladillas, porque a la verdad las bolas no sirven para nada, ni siquiera para empujarlas con el coroto ese que sí tiene su función y que es también cosa privada.

Este asunto de las bolas es el culpable del atraso de la nación. Desde Páez para abajo se ha mandado con las bolas. Y por esto nos robaron las tierras, extrajeron el hierro y el petróleo y nos hundieron en el pudridero y en el atraso. Nuestra universidad, un día por los "estudiantes" y otro por los "gobernantes", se la pasa cerrada. No obstante queremos independencia. ¿Pero cómo podemos conquistar la independencia? ¿Con qué gente, con que capacitación? Cuando a comienzos de siglo se descubre el petróleo, no hay un solo venezolano que sepa lo que es eso. Entonces vienen los yanquis, agarran a un pobre hombre, se lo llevan a Nueva York, lo acuestan con una puta y le dicen que firme un papel. Y por esa irrisoria cuca en la que nuestro hombre mete sus bolas entrega las tierras con el "oro negro". Un caso parecido cuenta Mariano Picón Salas en Regreso de Tres Mundos. Y más adelante, cuando nos convertimos en el primer exportador de petróleo del mundo, aún no sabemos lo que tenemos entre las manos. Un ministro es envenenado por llamar la atención sobre el problema y otro dice que no solo no cobramos el petróleo sino que pagamos para que se lo lleven. Y el patán Gómez, el dictador, dice:

-Los yanquis, que saben de petróleo, que hagan las leyes.

Y los yanquis con nuestra anuencia y con el beneplácito del dictador a quienes todos temen y adulan, se llevan el petróleo y encima cobran.

Todavía continuamos en el mismo tejemaneje.

Nos sobran bolas, pero nos faltan técnicos. Contamos con muchos machos, con muchos boludos, con muchos gritones, pero carecemos de estudiantes de verdad, de intelectuales con coraje para el trabajo, que es lo único que hace a una nación. Ahí estamos gritando mucho de liberación nacional, pero no trabajamos porque tenemos que echarnos aire en las bolas para mantenerlas debidamente refrescadas. ¡Joder, cuando pienso que a mí no se me quiere en mi país porque escribo estas cosas! Escribo sobre los cabrones y la gente pone el grito en el cielo. Escribo sobre los patanes y sucede lo mismo. Escribo sobre un brujo que llegó a ser el principal consejero del presidente Crespo y me llaman inmoral y falto de respeto. Escribo un libro donde profetizo el fracaso de las guerrillas y me sueltan una cantidad de perros asquerosos. Escribo unos artículos denunciando la falta de escrúpulos de los borrachitos que se dicen escritores y entonces me procesan y quieren encerrarme en una cárcel. Hablo de mis experiencias infantiles, describo lo que hace una mujer con mis miembros y un grupo que se autodenomina yo no se qué cosa de protección para la familia, enjuicia y encarcela al periodista que publica ese fragmento. De modo que me acosan por la derecha y por la izquierda. Los señores de Cristo Rey, el Opus o no se qué mierda me demandan y quieren verme entre rejas y los comunistas, los marxólogos y los borrachitos que gritan en los botiquines quieren verme acribillado. ¡Que cantidad de hijos de puta! ¡De donde habrán salido tantos!"

miércoles, 27 de marzo de 2013

Mensaje del Día Internacional del Teatro 2013




“Hace mucho tiempo, el poder tomó una decisión intolerante contra los comediantes al expulsarlos del país.


Actualmente, los actores y las compañías teatrales tienen dificultades para encontrar escenarios públicos, teatros y espectadores, todo a causa de la crisis.

Los dirigentes, por tanto, ya no están preocupados por controlar a aquellos que les citan con ironía y sarcasmo, ya que no hay sitio para los actores, ni hay un público al que dirigirse.

Por el contrario, durante el Renacimiento, en Italia, los que gobernaban, tuvieron que hacer un esfuerzo importante para mantener a raya a los Comediantes, pues reunían abundante público.

Se sabe que el gran éxodo de actores de Commedia dell’Arte tuvo lugar en el siglo de la Contrarreforma, que decretó el desmantelamiento de todos los espacios teatrales, especialmente en Roma, donde fueron acusados de ofender a la ciudad santa.

En 1697, el Papa Inocente XII, bajo la presión de insistentes requerimientos del ala más conservadora de la burguesía y de los máximos exponentes del clero, ordenó la eliminación del Teatro Tordinona que, según los moralistas, había acogido el mayor número de representaciones obscenas.

En la época de la Contrarreforma, el cardenal Carlos Borromeo, que estuvo activo en el norte de Italia, se consagró a la redención de los ‘niños milaneses’, estableciendo una clara distinción entre el arte, como la máxima expresión de educación espiritual, y el teatro, la manifestación de lo profano y lo vanidoso. En una carta dirigida a sus colaboradores, que cito de memoria, se expresa más o menos así: “Los que estamos resueltos a erradicar las malas hierbas, hemos hecho lo posible por quemar textos que contienen discursos infames, para extirparlos de la memoria de los hombres, y al mismo tiempo perseguir a todos aquellos que divulgan esos textos impresos.

Evidentemente, sin embargo, mientras dormíamos, el diablo maquinó con renovada astucia. ¡Hasta qué punto es más penetrante en el alma lo que los ojos pueden ver que lo que puedan leer de los libros de ese género! ¡Hasta qué punto más devastadora para las mentes de los adolescentes y niños es la palabra hablada y el gesto apropiado, que una palabra muerta impresa en un libro! Por tanto es urgente sacar a las gentes de teatro de nuestras ciudades, como lo hacemos con las almas indeseables.

Por tanto, la única solución a la crisis se basa en la esperanza de que se organice una gran caza de brujas contra nosotros y especialmente contra la gente joven que desea aprender el arte del teatro: Una nueva diáspora de Comediantes que, desde tal imposición, sin lugar a dudas provocará beneficios inimaginables por el bien de una nueva representación."


(Traducción de Fernando Bercebal, (Ciudad Real, España, 1966), profesor de Drama, pedagogo teatral y traductor especializado en técnica teatral, así como gestor cultural).

lunes, 25 de febrero de 2013

Los ensayos sociales de José Saramago


José Saramago no es uno de los escritores que más curiosidad me haya engendrado, sin embargo, por alguna razón en la mesita cerca de mi cama, en la punta de la pila de libros estaba “Ensayo sobre la lucidez”, como esa clase de textos que en un momento compras y que sabes que tarde o temprano lo vas a leer.

Durante el 2012 se vivieron en el país dos sufragios, el primero fue el 07 de octubre que arrojó un histórico descenso en el ausentismo electoral, cifra que se fue de revés para las elecciones regionales del 16 de diciembre. Yo honestamente quería entender esos dos fenómenos, pero las explicaciones que le buscaba no encajaban en mi lógica personal. ¿Por qué la gente toma tan en serio esto de ir a votar, y otras por el contrario se hacen de la vista gorda dejando ese espacio hueco en los cómputos finales?

Sin duda cuando hablamos de votaciones, sufragio, elecciones, se asocia inmediatamente con un componente importante de cualquier estructura política que quiera ser denominada democracia; sin embargo, la democracia, como toda creación del ser humano, es un hecho imperfecto. “Ensayo sobre la lucidez” latía al final de mis libros con su ilustración del voto en blanco, y me dije, “voy pa’ allá”.

El problema es que el postulado de José Saramago comienza con “Ensayo sobre la ceguera” y luego continúa con “Ensayo sobre la lucidez” (Por favor no cometan mi error), pero no fue un impedimento para entender el sentido de las historias, ni ningún elemento que me quitara el factor sorpresa al saber cosas de la narración anterior.

Las narraciones de Saramago están plagadas de comas que parecen llover sobre el libro y que saturan las pausas al momento de leer las ideas de la historia. Este escritor portugués nos entregó con estas dos novelas una continuación de la literatura surrealista kafkiana con visiones sociales fatalistas donde el hombre por sí solo no tiene defensa ante el estamento social sino en unión con otros para defender los intereses del colectivo por encima de los individuales.

Las imágenes grotescas y la sátira fueron usadas por Saramago para mostrar de lo que es capaz del ser humano, quitándole así cualquier rasgo bondadoso, sino el más primitivo y puro lado animal que opera en el interior de cada uno.

Mientras en la primera novela los ciudadanos sorpresivamente se quedan ciegos y deben buscar la manera de organizarse para sobrevivir y anteponerse a las torpezas del gobierno, en la segunda es la acción de un colectivo el que desordena los planes del gobierno poniendo en jaque la necesidad de la democracia como forma política de orden, y la ambición de la gestión presidencial por aparentar control.

Saramago lanza una mirada maquiavélica sobre el estamento social, denuncia la actitud sumisa del hombre en torno al orden establecido, este escritor se vuelve un discípulo férreo de Freud al mostrar la cara más egoísta que pueden tener los seres humanos y del mismo modo los enaltece a partir de la más pura ingenuidad.

Al finalizar la lectura de las dos novelas da la impresión que para el escritor portugués el hombre sólo es capaz de salvarse a partir del amor y la solidaridad, así, como especie de visión romántica vestida de fatalidad, pero es justamente estos dos sentimientos los que permiten sobrevivir a los personajes en ambientes sumamente hostiles.

Posteriormente vi la adaptación para el cine de la novela “Ensayo sobre la ceguera”, denominada “Ceguera”, y sencillamente me quedo con la narración, la película está cargada de imágenes abstractas más allá de la visión apocalíptica-social del autor. Así que de antemano no hagan trampa queriendo reducir con dos horas la comprensión del universo Saramago.

martes, 8 de enero de 2013

La estética a partir del catamarán



- Tómale foto al puente – Me dice mi novio.

- ¿Para qué?, está feo

- Te falta ojo de fotógrafo, te voy a enseñar, dame la cámara – dice él bromeando

- Está bien – y le doy la cámara.

Llego a creer que las ciudades tienen esa similitud con el adagio de las féminas que reza “No hay mujer fea, sino mal arreglada”. ¿Puede una ciudad entera tener una belleza esencial más allá de la ignominia de sus habitantes?, ¿inclusive un país entero padecer ese caso? Llego a la conclusión que sí.

Iniciando este año nos dimos un regalo, mi novio y yo, de ir a mi Ciudad Guayana y dar un paseo en el catamarán, una sencilla embarcación con capacidad hasta de 45 personas que pasea por todo el río Caroní y el Orinoco, y te lleva hasta los parques emblemáticos de la urbe como el Cachamay y La Llovizna para ver sus caídas de agua, ver el muelle de Ferrominera, así como pasar por debajo de los puentes que permiten cruzar ambos lados de la ciudad, y finalizar en una playa de agua dulce. Es sencillamente una belleza, en su esencia, pero no en todo. La belleza se pierde cuando se ve el descuido en el mantenimiento de las paredes del puente, y en los desperdicios lanzados al río.

No se trata de ser convencional al momento de hablar de belleza, sea de una foto, de un cuadro, una pieza musical o de una ciudad, no es repetir el concepto de belleza, sino construir un espacio armonioso, higiénico en lo posible.

Ahora que estoy aprendiendo de fotografía siempre veo el alrededor que acompaña a mi objeto. Ya no estoy tomando foto por tomar, busco algo bien hecho y que el espacio me sirva para eso, pero destaco que esto de buscar el espacio adecuado en las urbes no es fácil, que esté limpio, colorido, donde uno pueda hallar un horizonte que sirva de base. ¿Cuesta tanto la madurez de no lanzar desperdicios al suelo, o calarse ese objeto incómodo hasta que se consiga el recipiente donde depositarlo?

La mayoría de las veces caemos en la necia comparación de nuestras ciudades con urbes foráneas, y aquí deberíamos reflexionar, una ciudad no la hace sólo sus autoridades sino también sus habitantes, ¿cuál es el ritual de estos habitantes que permiten el mantenimiento y belleza de sus ciudades?

El paseo en el catamarán permite ver la belleza esencial de una ciudad industrial y de su principal río, el Caroní, esa belleza que se esconde a la primera vista pero que adentrándose en ella va aflorando como una alternativa para el turismo, para otra forma de encuentro social, de progreso económico y divertimento. París tiene su río Sena, Ciudad Guayana su Caroní.


Primero nos tocó darnos un beso en el encuentro de los ríos Caroní y Orinoco, como cierta magia de unión que según dicen ayuda ese paseo a las parejas, tan difícil la tarea, para luego pasar por la caída de agua en el parque Cachamay, y posteriormente sin esperarlo recibir una especie de bautizo por las aguas del parque La Llovizna, y yo protegiendo mi cámara aunque en realidad quería era zambullirme.

Tal vez el actor argentino Ricardo Darín tiene razón, es cuestión de amor, de amar a los otros y amar donde vives. Qué poco amor tiene las autoridades por la ciudad y qué grande es el que siente los emprendedores que confían en el quehacer de los guayaneses y visitantes. Grande por la hermosa tarea de la empresa Puertorinoco con su catamarán.

Para mayor información de los paseos Puertorinoco Catamarán



Por qué The Revenant no fue para el público venezolano

The Revenant comienza con hermosos paneos del paisaje frío e inhóspito donde se desarrolla la historia del film. Ahí está la chica en su ...