Esta carta la escribí como asignación en Rajatabla, la idea era escribir una carta sin decir a quien. Igual aquí, no diré en quién pensé para escribirla, pero espero que los lleven a una reflexión:
Carta a:
¿Sabes que la peor soledad es la que se lleva por dentro?, eso lo aprendí aquí, en la capital, estando lejos de mi casa, lejos de mi madre y mi hermano, lejos de los cariños caprichosos de mi tía. Lo aprendí porque aquí no me siento sola, tengo una sala que se transforma, tengo amigos que se desdoblan, tengo mis libros que me cobijan, tengo estas ansias de conocimiento, tengo la felicidad de sentirme caminar por el camino que siempre quise.
Recuerdo que me decías que hacer arte no da dinero, me hablaste de lo mal que es hacer cine en Venezuela, de lo mal que vivían ciertos jóvenes que se iban a estudiar cine en el exterior para luego regresar y ver un terreno desierto para su profesión. Bueno, ahí están unas producciones recientes, y mal que bien la Villa del Cine está apoyando a los cineastas venezolanos.
Es que la vida desde el ángulo de lo pragmático olvida que existen seres de una sensibilidad borracha, quizás unos ilusos que no sienten que encajen en la dinámica social, y con un talento negado por la baja autoestima de un país subdesarrollado.
Hay gente de Puerto Ordaz que me criticaba por el hecho de venirme, que si en Caracas hay demasiada competencia, que si sólo toman a los modelos para la televisión y los feos resultan el material de reciclaje, que si los alquileres de inmuebles son muy costosos, que cómo irme a una ciudad tan grande sin tener una base en mi tierra natal, que por qué hacer teatro fuera si Puerto Ordaz es zona virgen donde mejor se puede trabajar. Argumentos, argumentos, con sus aciertos y desaciertos. Claro que la vida fuera de la comodidad de tu hogar no es una maravilla, ¿pero quién quiere comodidad cuando la vida te plantea el sentimiento de plenitud?, dime, ¿alguna vez te sentiste así, hiciste algo porque realmente querías o sólo porque era algo bien visto?
Son tantas cosas que siento cerca de mis neuronas y de mi piel, que quisiera absorberlas todas en 24 horas, y esa cercanía con mi propio camino me hace tan feliz, me siento tan feliz, quisiera poder transmitirte la felicidad que siento que desde que estoy en Caracas.
¿No te he dicho que quedé seleccionada para hacer un taller de dramaturgia con el escritor Ibsen Martínez?, si, ese izquierdista, utópico marxista, pero no puedes negar que es un destacadísimo escritor. Estoy esperando que me mande un correo avisando el lugar para el taller y la fecha de inicio, es algo totalmente financiado por la gente de Econoinvest, bueno, ya debes saber lo que está pasando con ellos.
No sé a dónde me lleve a esto, no sé si logre el éxito que deseo, no sé si supere a mis propios sueños, o si caiga en desgracia por el Ad Honoren de las artes, no sé si mi talento sea suficiente para llevarme a tu nueva tierra y que sientas orgullo al escuchar mi nombre, o si finalmente sea el periodismo mi camino que sabes que no me gusta, pero no lo siento así, no me veo así, creo en mi talento para hacer teatro, sea como actriz, escritora o tal vez una histérica directora, me estoy dejando llevar por el río, pocas veces le tuve miedo a la fuerza del río Caroní, mucho menos le tendré miedo al Güaire, ni en el peor torrencial.
Dime, ¿Alguna vez tuviste fe en ti mismo?
Carta a:
¿Sabes que la peor soledad es la que se lleva por dentro?, eso lo aprendí aquí, en la capital, estando lejos de mi casa, lejos de mi madre y mi hermano, lejos de los cariños caprichosos de mi tía. Lo aprendí porque aquí no me siento sola, tengo una sala que se transforma, tengo amigos que se desdoblan, tengo mis libros que me cobijan, tengo estas ansias de conocimiento, tengo la felicidad de sentirme caminar por el camino que siempre quise.
Recuerdo que me decías que hacer arte no da dinero, me hablaste de lo mal que es hacer cine en Venezuela, de lo mal que vivían ciertos jóvenes que se iban a estudiar cine en el exterior para luego regresar y ver un terreno desierto para su profesión. Bueno, ahí están unas producciones recientes, y mal que bien la Villa del Cine está apoyando a los cineastas venezolanos.
Es que la vida desde el ángulo de lo pragmático olvida que existen seres de una sensibilidad borracha, quizás unos ilusos que no sienten que encajen en la dinámica social, y con un talento negado por la baja autoestima de un país subdesarrollado.
Hay gente de Puerto Ordaz que me criticaba por el hecho de venirme, que si en Caracas hay demasiada competencia, que si sólo toman a los modelos para la televisión y los feos resultan el material de reciclaje, que si los alquileres de inmuebles son muy costosos, que cómo irme a una ciudad tan grande sin tener una base en mi tierra natal, que por qué hacer teatro fuera si Puerto Ordaz es zona virgen donde mejor se puede trabajar. Argumentos, argumentos, con sus aciertos y desaciertos. Claro que la vida fuera de la comodidad de tu hogar no es una maravilla, ¿pero quién quiere comodidad cuando la vida te plantea el sentimiento de plenitud?, dime, ¿alguna vez te sentiste así, hiciste algo porque realmente querías o sólo porque era algo bien visto?
Son tantas cosas que siento cerca de mis neuronas y de mi piel, que quisiera absorberlas todas en 24 horas, y esa cercanía con mi propio camino me hace tan feliz, me siento tan feliz, quisiera poder transmitirte la felicidad que siento que desde que estoy en Caracas.
¿No te he dicho que quedé seleccionada para hacer un taller de dramaturgia con el escritor Ibsen Martínez?, si, ese izquierdista, utópico marxista, pero no puedes negar que es un destacadísimo escritor. Estoy esperando que me mande un correo avisando el lugar para el taller y la fecha de inicio, es algo totalmente financiado por la gente de Econoinvest, bueno, ya debes saber lo que está pasando con ellos.
No sé a dónde me lleve a esto, no sé si logre el éxito que deseo, no sé si supere a mis propios sueños, o si caiga en desgracia por el Ad Honoren de las artes, no sé si mi talento sea suficiente para llevarme a tu nueva tierra y que sientas orgullo al escuchar mi nombre, o si finalmente sea el periodismo mi camino que sabes que no me gusta, pero no lo siento así, no me veo así, creo en mi talento para hacer teatro, sea como actriz, escritora o tal vez una histérica directora, me estoy dejando llevar por el río, pocas veces le tuve miedo a la fuerza del río Caroní, mucho menos le tendré miedo al Güaire, ni en el peor torrencial.
Dime, ¿Alguna vez tuviste fe en ti mismo?
Yo, la que lleva un pedacito de ti
4 comentarios:
Es una carta valiente, eres una niña valiente, casi puedo intuir al destinatario, ojalá sea él tan sincero como tú...
Abrazos y toda la suerte del mundo,
Ophir
Hermosa carta.
Siempre he pensado que nos juzgaran por ir tras nuestros sueños y que también nos juzgaran por dejarlos ir.
La decisión sólo es nuestra.
"Afortunados aquellos que llamamos locos pues serán los únicos capaces de cambiar el mundo".
Saludos
Encantador Blog
Gracias por tu saludo y abrazo Ophir, espero que algún día sea en vivo, y poder compartir una charla amena como dos poetas.
Nohemí muchísimas gracias por pasar por mi blog y detenerte a leer esta carta intimista.
Escribir una carta es como abrirnos las venas para escapar un poquito. Y en cuanto a asuntos de fe, creo que es mucho mejor ponerla todo en Dios.
Un placer volver a leerte por aquí.
Un abrazo...
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